Hoy subí nuevamente a un tren, hacía muchísimo tiempo que no viajaba, aunque es solamente el local que me lleva a la capital federal, extrañaba la sensación de escuchar el traqueteo del vagón en las vías, la bocina de la locomotora cada paso nivel, cada estación que para. Un viaje cortó que termina en retiro, aunque ya había olvidado lo mucho que tenía que asegurará de no soltar mi mochila, aunque sea una pequeña siempre que esté detrás de mis hombros la voy a cuidar.
Esperando la partida a la costa en la estación retiro, un marzo tranquilo, pocos concurrida, mirando la mirada de los viajeros que viene y van, algunos solos, otros con familia, cada uno con sus historias y motivos, van y vienen por los el pasillo de embarque.
Y acá esperando para ir en búsqueda de lo que me hace feliz.
Partiendo de Retiro en el conductor tuvo que subir para decir que se pongan el barbijo, manga de irresponsables después de 2 años y todavía les cuesta. Es más el muchacho que está al lado mío se ofendió porque le pidió. Está incómodo parece, es más cuando subí estaba ocupando mi butaca y el bolso la otra. Que pensaba que iba a tener el micro para el solo. Pero bueno son cosas de que uno se puede encontrar. En fin, ahora me quedan una 5 horas arriba hasta llegar a destino.
Y mi destino llego. Era una noche fría, pero allí estaba, esperando en la estación y un sonrisa volvió, esa sonrisa que solo ella me puede sacar.
Cristian S.M.