Estoy en Humahuaca, lindo el pueblo pero no hay mucho que hacer, esta el monumento al indio y en sus calles y plazas muchos artesanos y vendedores, pero yo llegue hasta aca solo para irme a Iruya, ya me quedan pocos dias de mi viaje pero al fin estoy cumpliendo mi objetivo final que era llegar hasta aca, hasta Iruya ni mas ni menos.
Partida a Iruya
En un micro sin ventilacion, con un calor imposible estoy partiendo para Iruya, la etapa final de mi viaje. Deje en el camino a los grupos de chicos con quienes me fui cruzando en el camino, con los cuales comparti comidas, mateadas, fogones. De los cuales me llevo unos hermosos recuerdos.
Iruya está a 2780 m. Sobre el nivel del mar, a una distancia de 340 km. De la capital salteña. Para el acceso a este lugar, se debe pasar por la provincia de Jujuy, recorriendo la ruta Nacional Nº 9, a 26 km. De la capital de Humahuaca está el cruce de rutas, donde se lee “Iruya 26 Km”. Siguiendo el camino indicado, se llega a la estación Iturbe (F.C.N.G.B.) PROVINCIA DE Jujuy, distante a 8 km. Del cruce mencionado. Desde allí siempre por camino de tierra, se llega al paraje denominado “ABRA DEL CONDOR” a 4000 m sobre el nivel del mar, límite de la provincia de Salta y Jujuy.
En el Abra del Cóndor comienza el descenso de 1220 m. En 19 Km (distancia del Abra a Iruya).
Recorro todo el pueblo, que no tiene mas que unas cuantas calles, buscando un alberge para pasar la noche. Despues de Instalarme, parto rumbo a San Isidro, un pequeño pueblo de tan solo unas cuantas casas a la ribera de un rio seco.(cuando no llueve)
En el camino me cruzo con un chico y dos chicas y me uno a ellos en el peregrinaje hacia San Isidro.
Entre el hermoso camino, que en realidad es un rio seco, el hermoso paisaje de las sierras, solo opacada por las nubes de tormenta que se avecinan, y las veces que saltabamos entre las rocas para poder cruzar el rio, llegamos a San Isidro.
Con sus casas de adobe que se encuentran en la ladera de la montaña y su gente en donde su humildad solo la podes ver en los ojos de sus chicos, ya que los tiempos que corren corrompen a sus mayores.
Fuismo en busca de un lugar donde pernoctar.
El cielo nublado, una brisa fresca llegaron dentro mio e inundaron mis ganas de regresar por el rio a Iruya.
Pues fue asi como parti, en una tarde fresca a travez del rio, el cual estaba aumentando su caudal, debido a las lluvias y de esta manera borrando el rastro del camino que me guio hasta San Isidro.
Con las zapatillas mojadas por no poder saltar, cruzando a travez del caudal que de vez en cuando me desequilibraba, con una noche cada vez mas cerca, entre ruidos de animales y un soplar del viento que formaba melodias, unas paredes que me hacian sentir encerrado y un techo gris, finalmente llego al camino que me aparta del rio y por fin veo a lo lejos unas luces dando asi un alivio al saber que Iruya no se encontraba lejos.