En Argentina, en el día de hoy el gobierno de Milei planea restituir el impuesto a las ganancias a la cuarta categoría, que afecta a los trabajadores asalariados. Este impuesto tiene una larga historia en el país, y ha sido objeto de muchas controversias y modificaciones. En este artículo, te contamos cómo fue la creación del impuesto a las ganancias, para qué se iba a usar esa partida, y cómo fue cambiando a través del tiempo. También te mostramos quiénes fueron sus impulsores y detractores, por qué existe el impuesto y qué financia el gobierno con este impuesto a través de los años. Por último, te comentamos qué países cobran impuesto a las ganancias y a qué personas es que se lo cobran, y concluimos con un detalle del porqué se debe pagar el impuesto y quiénes deberían de pagarlo según lo observado en la mayoría de los países.
¿Qué es el impuesto a las ganancias?
El impuesto a las ganancias es un tributo que pagan las personas físicas y las empresas al Estado en función de los ingresos que declaran haber tenido en el curso del año. Es un típico impuesto al ingreso que se le cobra a cada persona que trabaja en blanco. El impuesto tiene diferentes alícuotas según el nivel de ingreso y la categoría del contribuyente, y también permite deducir ciertos gastos e inversiones.
¿Cómo surgió el impuesto a las ganancias en Argentina?
El impuesto a las ganancias nació como “impuesto a los réditos” en 1932, durante el gobierno de facto de José Félix Uriburu, para paliar el déficit fiscal que había generado la crisis mundial de 1929. El impuesto fue impulsado por Raúl Prebisch, quien se desempeñaba como subsecretario de Hacienda, y se basó en un modelo que había estudiado en Australia. El impuesto se aprobó como una medida de emergencia nacional, y se suponía que iba a durar hasta fines de 1934. Sin embargo, el Congreso lo ratificó con pocas modificaciones durante el gobierno de Agustín P. Justo, y desde entonces se mantuvo vigente con diferentes cambios.
¿Para qué se iba a usar el impuesto a las ganancias?
El impuesto a los réditos tenía como objetivo recaudar fondos para financiar el gasto público, especialmente en obras públicas, educación, salud y defensa. También se buscaba redistribuir la riqueza entre los sectores más favorecidos y los más necesitados, y fomentar el ahorro y la inversión productiva.
¿Cómo fue cambiando el impuesto a las ganancias a través del tiempo?
El impuesto a los réditos sufrió varias modificaciones a lo largo de su historia. Algunas de las más importantes fueron:
- En 1943, durante el gobierno de Pedro Pablo Ramírez, se cambió el nombre por “impuesto a las ganancias”, y se amplió la base imponible para incluir más actividades económicas.
- En 1973, durante el gobierno de Juan D. Perón, se estableció la “cuarta categoría” del impuesto, que abarcaba a los trabajadores en relación de dependencia. Hasta entonces, sólo pagaban ganancias los propietarios de bienes o empresas, o los que obtenían rentas por inversiones financieras o profesionales independientes.
- En 1999, durante el gobierno de Fernando De la Rúa, se aumentó la alícuota máxima del impuesto al 35% para las categorías más altas, y se creó la “tablita de Machinea”, que reducía las deducciones personales y ajustaba los mínimos no imponibles por debajo de la inflación.
- En 2008, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se eliminó la “tablita de Machinea” por ley del Congreso, pero se mantuvo un bajo ritmo de actualización de los mínimos no imponibles, lo que hizo que más trabajadores quedaran alcanzados por el impuesto.
- En 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri, se aprobó una ley que establecía un sistema de actualización automática de los mínimos no imponibles según el índice de evolución de los salarios (RIPTE). También se dispuso que los jueces que asumieran desde ese momento debían pagar el impuesto, ya que estaban exentos desde su creación.
- En 2021, durante el gobierno de Alberto Fernández, se aprobó una ley que elevó el mínimo no imponible a $150.000 mensuales, y eximió del impuesto al aguinaldo y a la primera cuota del sueldo anual complementario. También se establecieron deducciones especiales para zonas desfavorables y para trabajadores de la salud.
¿Quiénes fueron los impulsores y detractores del impuesto a las ganancias?
El impuesto a las ganancias siempre generó opiniones encontradas entre los distintos sectores políticos, económicos y sociales. Algunos de los impulsores del impuesto fueron:
- Raúl Prebisch, quien lo ideó como una herramienta para modernizar la economía y el Estado argentino.
- Juan D. Perón, quien lo extendió a los trabajadores asalariados como parte de su política de justicia social.
- José Luis Machinea, quien lo aumentó para mejorar la recaudación fiscal y reducir el déficit.
Algunos de los detractores del impuesto fueron:
- Marcelo T. de Alvear, quien se opuso al proyecto original de Yrigoyen por considerarlo confiscatorio y anticonstitucional.
- Carlos Menem, quien lo redujo para incentivar el consumo y la inversión privada.
- Sergio Massa, quien lo eliminó para la mayoría de los trabajadores como una medida electoralista y populista.
¿Por qué existe el impuesto a las ganancias?
El impuesto a las ganancias existe porque es una forma de obtener recursos para el Estado, que puede destinarlos a diferentes fines públicos. También es una forma de redistribuir la riqueza entre los que más tienen y los que menos tienen, y de promover el ahorro y la inversión productiva. Además, es un impuesto que se basa en la capacidad contributiva de cada persona, es decir, en su nivel de ingreso.
¿Qué financia el gobierno con el impuesto a las ganancias?
El gobierno financia con el impuesto a las ganancias diferentes áreas del gasto público, como por ejemplo:
- Educación: el gobierno destina parte del impuesto a las ganancias a financiar el sistema educativo nacional, provincial y municipal, incluyendo salarios docentes, infraestructura escolar, programas educativos, becas, etc.
- Salud: el gobierno destina parte del impuesto a las ganancias a financiar el sistema de salud pública, incluyendo hospitales, centros de salud, medicamentos, vacunas, programas sanitarios, etc.
- Seguridad social: el gobierno destina parte del impuesto a las ganancias a financiar el sistema previsional, incluyendo jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares, asignación universal por hijo, etc.
- Seguridad: el gobierno destina parte del impuesto a las ganancias a financiar el sistema de seguridad nacional, provincial y municipal, incluyendo fuerzas armadas, policías, bomberos, defensa civil, etc.
- Infraestructura: el gobierno destina parte del impuesto a las ganancias a financiar obras públicas de infraestructura, como por ejemplo rutas, puentes, ferrocarriles, energía eléctrica, gas natural, agua potable, cloacas, etc.
- Cultura: el gobierno destina parte del impuesto a las ganancias a financiar actividades culturales, como por ejemplo museos, bibliotecas, teatros, cines, festivales, etc.
¿Qué países cobran impuesto a las ganancias y a qué personas es que se lo cobran?
El impuesto a las ganancias es un tributo que grava la renta o el ingreso de las personas, y que forma parte del sistema tributario de la mayoría de las naciones. Sin embargo, no todos los países aplican este impuesto de la misma manera, ni tienen los mismos niveles de alícuotas, deducciones y mínimos no imponibles. En este artículo, vamos a comparar cómo se cobra el impuesto a las ganancias en algunos países del mundo y qué diferencias hay con la Argentina.
Según un informe de la consultora IDESA, basado en datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que agrupa a 36 países desarrollados o en vías de desarrollo, solo cuatro de ellos no cobran el impuesto a la renta de las personas: Emiratos Árabes, Omán, Arabia Saudita y Qatar. Estos países se caracterizan por tener una gran riqueza petrolera y una baja presión tributaria.
En el resto de los países de la OCDE, el impuesto a la renta personal es una fuente importante de recaudación fiscal y un instrumento para lograr una mayor equidad y progresividad en el sistema tributario. Esto significa que el impuesto se ajusta según la capacidad contributiva de cada persona, y que a mayor ingreso, mayor es la carga tributaria marginal.
Sin embargo, hay diferencias en cuanto al piso o mínimo no imponible que se aplica para determinar quiénes deben pagar el impuesto. El mínimo no imponible es el nivel de ingreso a partir del cual se empieza a tributar, y suele estar relacionado con el salario promedio o el costo de vida de cada país. Según el informe de IDESA:
- En 25 países (70%) no se aplica piso de Ganancias: se considera todo el salario o los ingresos de la persona para el cálculo del impuesto.
- En 9 países (25%) aplican un piso o mínimo no imponible de ganancias, pero representa apenas un 23% del salario promedio.
- Solo en 2 países se aplica un piso equivalente al salario promedio.
Estos datos muestran que entre los países mejor organizados que Argentina prevalece la estrategia de no aplicar pisos o hacerlo a niveles relativamente bajos respecto al salario promedio. Esto se debe a que el impuesto a la renta personal tiene una estructura progresiva, es decir, que tiene diferentes tramos o escalas de ingresos con diferentes alícuotas o porcentajes de impuesto. Así, las personas con ingresos más bajos pagan una alícuota menor o nula, mientras que las personas con ingresos más altos pagan una alícuota mayor.
Por ejemplo, según datos de la OCDE, en Bélgica, el país con mayor impuesto a las ganancias del mundo, los solteros pagan un 43% de su sueldo en impuestos a las ganancias y contribuciones a la seguridad social. Sin embargo, este porcentaje se aplica solo para los ingresos superiores a 45.000 euros anuales (unos 4.000 euros mensuales). Para los ingresos inferiores, hay otras alícuotas que van desde el 25% hasta el 40%. Además, hay una serie de deducciones y exenciones que reducen la carga tributaria efectiva.
En contraste, en Chile, el país con menor impuesto a las ganancias de la OCDE, los solteros pagan solo un 7% de su sueldo en impuestos a las ganancias y contribuciones a la seguridad social. Pero este porcentaje se aplica solo para los ingresos superiores a 6.500.000 pesos chilenos anuales (unos 540.000 pesos mensuales). Para los ingresos inferiores, hay otras alícuotas que van desde el 0% hasta el 4%. Además, hay una serie de deducciones y exenciones que reducen la carga tributaria efectiva.
Como se puede observar, el piso o mínimo no imponible no es el único factor que determina cuánto se paga de impuesto a las ganancias. También hay que tener en cuenta las alícuotas, las deducciones y las exenciones que se aplican según cada caso. Además, hay que considerar el retorno que se obtiene por el pago del impuesto, es decir, los servicios públicos y las prestaciones sociales que brinda el Estado a los contribuyentes.
En este sentido, la Argentina se diferencia de los países de la OCDE por tener un sistema tributario más regresivo, es decir, que grava más a los sectores de menores ingresos y menos a los de mayores ingresos. Esto se debe a que el impuesto a las ganancias representa una parte menor de la recaudación fiscal, mientras que los impuestos al consumo, como el IVA, representan una parte mayor. Además, el Estado argentino brinda servicios públicos y prestaciones sociales de baja calidad o insuficientes, lo que obliga a los contribuyentes a contratar servicios privados o complementarios.
Por estas razones, el impuesto a las ganancias genera más resistencia y reclamos en la Argentina que en otros países. La solución no pasa solo por elevar el mínimo no imponible, sino por mejorar la estructura y la eficiencia del sistema tributario y por aumentar la calidad y la cobertura de los servicios públicos y las prestaciones sociales.
En conclusion
El impuesto a las ganancias tiene ventajas y desventajas para el asalariado argentino. Entre las ventajas, se puede mencionar que el impuesto es progresivo, es decir, que paga más quien más gana, lo que implica una cierta redistribución de la riqueza y una mayor equidad social. Además, el impuesto permite deducir ciertos gastos personales y familiares, como intereses de créditos hipotecarios, alquileres, honorarios médicos, donaciones, entre otros, lo que reduce la carga tributaria y estimula el consumo.
Entre las desventajas, se puede señalar que el impuesto a las ganancias afecta el poder adquisitivo de los trabajadores, especialmente en un contexto de alta inflación y devaluación del peso. También se puede criticar que el mínimo no imponible y las escalas del impuesto no se ajustan con la frecuencia necesaria para reflejar la realidad económica y social del país. Asimismo, se puede cuestionar que el impuesto no contempla las diferencias regionales ni sectoriales en los niveles de ingresos y de precios.
En el año 2023, el Congreso aprobó una ley impulsada por el ex ministro Sergio Massa, que eliminó el impuesto a las ganancias para los empleados en relación de dependencia que ganaran menos de 15 salarios mínimos (equivalentes a $2.340.000 brutos anuales). Esta medida benefició a más de un millón de trabajadores, que dejaron de pagar el impuesto o vieron reducida su carga tributaria. La ley también estableció un nuevo régimen de retención para las altas rentas, con alícuotas entre el 27% y el 35%, que entró en vigencia en enero de 2024.
Sin embargo, esta reforma también tuvo sus consecuencias negativas, tanto para las finanzas públicas como para la equidad del sistema tributario. Por un lado, la eliminación del impuesto a las ganancias implicó una pérdida de recaudación para el Estado nacional y para las provincias, que reciben parte de la coparticipación del tributo. Por otro lado, la reforma generó una mayor regresividad del impuesto, ya que redujo la diferencia entre lo que pagan los trabajadores con ingresos altos y los que tienen ingresos medios o bajos.
Ante esta situación, el gobierno actual, encabezado por Javier Milei, anunció su intención de enviar al Congreso un nuevo proyecto de ley para restituir el impuesto a las ganancias para la cuarta categoría (empleados en relación de dependencia y autónomos), con un piso cercano a $976.000 brutos mensuales. Esta medida busca mejorar la situación fiscal del país y de las provincias, así como aumentar la progresividad del impuesto. Sin embargo, también implica un retroceso para los trabajadores, que volverán a ver disminuido su salario neto y su capacidad de consumo y ahorro.
En conclusión, el impuesto a las ganancias es un tema complejo y sensible, que requiere un análisis integral y consensuado entre los distintos actores políticos, económicos y sociales. Es necesario encontrar un equilibrio entre la necesidad de recaudar recursos para financiar el gasto público y la justicia tributaria, garantizando que paguen más los que más tienen y menos los que menos tienen. Asimismo, es fundamental actualizar periódicamente los mínimos no imponibles y las deducciones por inflación, para evitar que el impuesto se convierta en un castigo para los trabajadores.
Fuentes:
Impuesto a las Ganancias: cómo funciona en otros países y cuál es el impacto en los sistemas tributarios
Impuesto a las Ganancias: ¿cómo se cobra en otros países?
Cuáles son los países con mayor impuesto a las ganancias