Maldito sea el dia, que me mostrastes lo que es una montaña, te maldigo infinitamente porque lo extraño. No es el paisaje, no es por el lugar, es por lo que me hace sentir; la naturaleza alrrededor de uno, esos sonidos, ese silencio, esa sensacion de tranquilidad en un lugar donde reina la armonia. Donde encuentro la paz.
Bajando y subiendo, caminando a travez de arroyos, quebradas, respetando el uso de tres apoyos como una vez me ensañaron y no olvide. Y sobre todo respentando a la montaña, esa imponenete elevacion del terreno que nos proponemos subir, respetandola porque ella estubo ahi desde mucho antes que uno naciera, y se merece el respeto como una persona mayor lo tiene. Imponente, Magestuosa, con sus dificultades que nos presenta, sumergiendonos en una aventura, en un viaje que al final siempre tiene un premio.
Ese premio es su cumbre, donde podes sentir que tocas el cielo y no hay nada mas arriba tuyo.